Parte 2 - Escapando del huracán Irma
Ok, en el post anterior quedamos en que el huracán Irma andaba cerca de Miami pero nuestro vuelo de regreso no se había cancelado así que esa mañana nos fuimos con tiempo al aeropuerto para devolver el auto y llegar tranquilas.
Para quienes no conocen ese enorme aeropuerto, imaginen además un edificio entero de solo cocheras en donde están las rentadoras. Cuando uno llega, busca el piso de su empresa y retira el auto de ahí; haciendo lo inverso para devolverlo. Nunca vi ese edificio taaaan lleno de autos como esa mañana y era porque, como se anticipaba la llegada del huracán, las rentadoras iban recibiendo las devoluciones pero hacía días que ya no entregaban autos (aaaabvio, no eran giles). Llegamos casi solas a la nuestra y nos advirtieron que no olvidáramos nada en el auto porque todo cerraría hasta luego del huracán (ouch).
Allá arrancamos con las valijas en el carrito hacia la entrada y... nadie! El aeropuerto de Miami que es inmenso y un hormiguero de gente... vacío, parecía película de zombies! Caminamos solas hacia la zona de partidas y al fin empezamos a encontrar a otros humanos que iban en la misma dirección. Al final, supimos que nuestro vuelo era el último programado y después el aeropuerto cerraría hasta que pasara todo (que podían ser varios días).
Vamos que zafamos! Dijimos inocentemente mientas llegábamos a la terminal de nuestro avión, peeeero, de repente la gente empezó a volverse y nadie sabía por qué pero venían acarreando humanos en sentido contrario.
Todo nuestro vuelo se juntó en unos pasillos y ahí nos dejaron por largo rato sentados en el suelo sin saber por qué, hasta que empezamos a ver a través del vidrio (por donde se llegaba a ver nuestro avión) que aparecerían muchos patrulleros y camionetas tipo SWAT... eso sí que parecía Hollywood!
La pista se llenó de gente y rodearon nuestro avión con las famosas cintas rojas cercando toda la zona.
Patapúfete, dijimos, y ahora qué??
Resulta que alguien había bajado a la pista y había empezado a correr (vaya uno a saber por qué), y ya sabemos cómo son en EEUU con los posibles atentados en los aeropuertos y esas cosas: dos voces de alto y a la tercera... (imaginen).
Nadie nos informaba nada pero "según Twitter" había habido un tiroteo en el aeropuerto de Miami, llevándose a una persona al hospital con una herida en la pierna... ponele!
Lo cierto fue que nosotros vimos cómo subían "una bolsa" al camioncito, así que de la herida de bala y la posible recuperación del intruso... no estaría tan segura.
Habían pasado varias horas y seguían revisando la zona (supongo que, además de las pericias estarían contando las balas; no fuera a ser que alguna hubiera dado en el avión y un agujerito no hubiera sido conveniente) pero nos empezaba a apremiar el tiempo porque si no salíamos pronto y nos cancelaban el vuelo al acercarse la tormenta, tendríamos que quedarnos todos en el aeropuerto hasta que reabriera, incluso quizás por varios días (ya no teníamos el auto ni transporte para irnos de ahí antes de que el huracán llegara).
Mientras esperábamos noticias ya en la sala de embarque, todos los celulares empezaron a sonar y la gente se empezó a desesperar por subirse y tomárselas. Cuando los huracanes ya empiezan a acercarse, se emiten alarmas automáticas a todos los celulares de la zona para alertar y es medio estresante escucharlos chillar todos juntos; sobre todo cuando miras tu avión esperanzado con con la ñata contra el vidrio.
Al final, dieron la orden y todos subimos bastante rápido, despegando un rato más tarde sin problemas en el último vuelo previo al cierre... yo diría que llegamos a salir con viento de cola.
El Irma terminó girando antes de tocar tierra y no fue tan grave en Miami pero entró por el Golfo de México, y quizás la hubiéramos pasado peor si nos quedábamos donde estábamos el día anterior porque el hotel estaba cerca del mar.
Para agregar un extra al viaje, como el vuelo hacía escala en Santiago de Chile y los que seguíamos para Córdoba habíamos perdido la conexión por el retraso, nos mandaron a un hotel esa noche (como se suele hacer) para seguir viaje al día siguiente.
Estando ya en la habitación mirando tele, empezaron a aparecer alertas por un posible sismo en Santiago... la naturaleza nos estaba acosando!
Afortunadamente nada pasó esa vez a los pobres chilenos que sufrían ese tipo de catástrofes tan horribles, y nosotras pudimos volver a las sierras en una pieza... bah, en dos, cada una con sus propias partes intactas.
Un viaje que mi amiga y yo no olvidaremos jamás.