Caminata "glaciar" - Perito Moreno
El recorrido puede empezar en el hotel si contratan el paseo completo, o directamente en el puerto de salida del barco si tienen auto para hacer los 70 km que separan Calafate de Puerto Bajo las Sombras. Averigüen bien las opciones porque hay tours que el mismo día los llevan también a las pasarelas (otro paseo obligado).
Volviendo a mi experiencia, como había alquilado auto, me fui solita y feliz cantando a los gritos canciones que no puedo nombrar (como buena abogada, sé que nadie está obligado a declarar contra sí mismo 👌).
Mis únicas preocupaciones eran las advertencias de la agencia del auto: "ojo al abrir las puertas que el viento se las lleva; y ojo con los guanacos que se cruzan siempre en la ruta". Afortunadamente las puertas volvieron en el mismo auto aunque a mí se me volaron hasta las ideas (qué pedazo de vientazo!!); y por otro lado me he cruzado más guanacos en la facultad que en Calafate.
Después de una hora llegué al puerto para subir a un barquito (hay grandes también, depende de la empresa y el horario, pero tranquilos que todos flotan bien) y recorrimos otra cara del Perito Moreno para desembarcar en la costa opuesta, en donde dejamos las mochilas y cualquier cosa que pudiera molestar en la excursión... no señoras, no se puede dejar ahí a sus maridos, deben acarrearlos con uds.
Desde allí hicimos una caminata por el bosque y la costa (con vistas beeeiiiiaaas) hasta la base del glaciar, en donde tocó la charla de medidas de seguridad y colocación de cascos y crampones.
Los cascos eran como los de mineros, así que tranquilos que a todos nos quedaban como el traste pero lo que lucía en las fotos era el paisaje; y los crampones eran como pantuflas de hierro con dientes debajo que se ataban al calzado (atendeme la descripión que me mandé). Como sea, nos engancharon eso en las patas y a caminar se ha dicho! No es que fuera difícil, solo había que acostumbrarse a caminar como un pato.
Ahí empezó la maravillosa aventura, uno detrás del otro, en filita india y con varios guías que iban cuidando que no quedara ninguno en el camino (no hay que olvidar que no se puede dejar allí nada que contamine; mucho menos a un humano entero).
El recorrido fue de aprox una hora y, si bien no se necesita un gran estado físico, sí cansa un poco porque hay que subir y bajar por el hielo. Todo estuvo muy bien organizado y cuidado así que solo quedó relajarse y disfrutar de algo que jamás olvidaré!
Al final del recorrido nos convidaron con una bebida espirituosa (con hielo glaciar, aaaabvio), y solo agua para quienes no tomamos alcohol. Afortunadamente el alcohol disponible no fue tanto como para tener que arrastrar a algún turista hielo abajo.
La vuelta terminó nuevamente en la base del glaciar en donde devolvimos los cascos (que nos seguían quedando como el traste a todos) y nos sacamos los crampones para sentirnos flotando al caminar después de haber llevado en los pies los zapatos del mounstruo del Dr. Frankenstein... para algunos podía deberse más al whisky que se chuparon.
Después caminamos de nuevo por el bosque hasta llegar al barquito que nos regresó al Puerto en donde yo había dejado el auto (con las puertas puestas y sin guanacos en el paragolpes). De más está decir que volví los 70 km también cantando como loca sola y feliz de esa experiencia inolvidable.
Recomendaciones: llevar calzado cómodo e impermeable (dejen los tacos aguja en el hotel) y, dependiendo la época en que vayan es más el viento que el frío, así que átense las chuzas quienes las tengan largas y lleven lo menos posible. También necesitarán guantes pero no tanto por el frío sino porque muchas veces se apoyan las manos en el hielo que puede cortar; igual allí les prestan si no tienen. Muy importantes son los lentes de sol (para no encandilarse) y el protector solar (para no encandilar uds al día siguiente con el color rojo de sus caras).
Y sobre todo... sonrían para las fotos, muestren sus dientes color blanco glaciar!